Temperatura y humedad
Los factores más importantes a tener en cuenta a la hora de criar artrópodos son la temperatura y la humedad. La mayoría de los artrópodos son poiquilotermos, es decir, su cuerpo se ajusta a la temperatura del ambiente ya que por sí solos no son capaces de regular su propia temperatura. Esto hace que seamos nosotros quienes tengamos que regularla para que la cría en cautividad sea lo más parecido posible a su lugar de origen, así como la humedad.
El rango de temperatura a la que puede vivir un artrópodo oscila entre los 18 a los 28 grados, habiendo fluctuaciones entre unas especies y otras, y la temperatura media ideal suele ser de 23 grados. Por ejemplo, los milpiés aguantan mejor temperaturas bajas que altas, mientras que existen mantis africanas que necesitan hasta más de 30 grados para sobrevivir.
Para los meses de invierno conviene mantenerlos en una habitación que no baje de los 19-20 grados. Para ello podemos proporcionarles una estufa de calor, calefactores, mantas térmicas, cables térmicos o lámparas de calor para resguardarse del frío durante las épocas más frías.
Termómetros: con o sin sensor dentro del terrario. También son muy útiles los que vienen incorporado un higrómetro
Humidificador de niebla fría de larga distancia: muy útil e imprescindible en verano, con una duración de unas 13 horas. También es recomendable pulverizar el terrario para dar un aporte extra de hidratación y humedad, como éste pulverizador de doble diámetro (chorro y lluvia)
Para controlar tanto la temperatura como la humedad recomendamos un medidor termómetro-higrómetro, con o sin sensor. De esta manera podremos monitorizar los parámetros principales y mantenerlos lo más constantes posible. También se recomienda el uso un humidificador de aire frío para mantener la humedad constante para los meses más calurosos y secos de verano, junto con una o dos pulverizaciones diarias en los terrarios (dependiendo de la zona en la que estemos: si nos encontramos en el norte de España no haría falta humidificador ni apenas pulverizaciones ya que allí la zona está cerca del mar, mientras que si nos encontramos en la zona centro sí haría falta un aporte extra de humedad al ser una zona más seca).
En cuanto a la humedad, dependiendo de la especie requieren una u otra; por ejemplo, en general los fásmidos necesitan una humedad entre el 55 y el 70% (variando de unas especies a otras) mientras que algunos milpiés precisan entre un 80 y 90% y a algunos escarabajos les sirven con un 45-50%.
Fotoperiodo
El fotoperiodo es el tiempo en el que hay luz por el día y oscuridad por la noche, por lo que con tal de que haya una ventana para que les entre luz y sepan cuándo es de día y cuándo de noche es suficiente. Si se les tiene en una habitación sin luz natural, lo ideal es que tengan al menos luz artificial las horas del día, para ello se puede encender y apagar manualmente, o bien con un temporizador donde se registra a qué hora quieres que la luz se encienda y a qué hora quieres que se apague cada día.
Mantenimiento y limpieza
Tener un mantenimiento constante de los terrarios de cada una de las especies que tenemos debe ser un acto responsable y consciente. La limpieza es un factor clave a tener en cuenta; sin embargo, hay que ser conscientes de que a pesar de limpiar los terrarios cada cierto tiempo es normal e inevitable que puedan darse algunos contratiempos que tienen solución a corto o a largo plazo.
Conviene tener buena organización y materiales destinados a una buena limpieza. Se trata de utensilios fáciles de encontrar, como un trapo para limpiar las superficies de los terrarios, un cepillo de dientes para limpiar el moho que pueda aparecer en el musgo o en las cortezas, pinzas desinfectadas, algodones, etc.
Problemas más comunes
Debido a la humedad puede darse el caso de que aparezca moho en los huevos de fásmidos que están en nuestras incubadoras, especialmente aquellos que han sido puestos en vermiculita. Cuando esto ocurre simplemente tenemos que limpiar bien con algodón húmedo el moho del huevo y cambiar la servilleta base de la incubadora por una nueva y limpia.
Al introducir elementos naturales en un terrario no podemos evitar que, en algunas ocasiones, aparezca moho sobre el musgo, las hojas en descomposición y/o en las cortezas. Se trata de un proceso de adaptación del material natural al hábitat artificial. El moho puede aparecer los primeros días o semanas desde que se introduce el material. Estos días es crucial que se mantenga una buena limpieza: se retiran las hojas infectadas y se cambian por otras nuevas y limpias, se retira el moho del musgo con la ayuda de un cepillo de dientes mezclado con agua fría, y lo mismo con las cortezas (también se pueden congelar 48 horas y volverlas a colocar en el terrario). Si esto se hace adecuadamente después de un par de semanas no volverá a aparecer moho, por lo que es un problema a corto plazo si se siguen bien los pasos y se tiene una limpieza constante.
Sobre todo en los terrarios donde debemos tener una humedad alta es inevitable que puedan aparecer ácaros de la humedad. Al ser descomponedores se alimentan de todo lo que encuentran, además de que sus tasas de reproducción son muy altas y en un tiempo muy corto, como los pulgones. Es un problema que puede tener una solución parcial pero no completa, ya que por mucho que puedas eliminarlos vuelven a salir con el tiempo. Se recomienda retirar el mayor número posible que podamos y limpiar las superficies de los terrarios con un trapo. Se puede bajar la humedad, pero al ser necesaria para ciertas especies una buena opción a largo plazo es el uso de colémbolos, ya que son competidores y con el tiempo pueden ayudar a reducir las poblaciones de ácaros.
Estas mosquitas aparecen cuando hay humedad y/o restos orgánicos como calabacín, fruta, etc. Es inevitable que aparezacan, sobre todo en verano. Pueden desaparecer en algún momento pero lleva su tiempo; para reducir su aparición y multiplicación se recomienda el uso de trampas. Entre las más usadas podemos incluir trampas cromáticas y atrapamoscas casero: se corta el cuello de una botella y se coloca a modo de embudo en una solución de agua, azúcar, vinagre y colorante anaranjado (ya que son atraídas por el color amarillo). Es cuestión de tiempo que caigan en esta trampa y cada vez haya habiendo menos, pero se quiere recalcar que, como los ácaros, es una solución a largo plazo.